sábado, 10 de mayo de 2008
Nuestro sueño: Una familia global (*)
Uno de los lemas de la Federación para la Paz Universal (UPF) es: “El anhelo de todas las eras es un mundo unificado de paz”. Este ha sido un sueño de grandes hombres y mujeres de la historia. Pero, ¿cómo alcanzar ese sueño y construir la paz? Lamentablemente las frustraciones de la vida a veces hacen extraviar los sueños e ideales que todos tuvimos en la juventud, pero hoy los animo a despertarlos si han quedado adormecidos ante una realidad materialista, de mentira e interés, de comodidad y fracasos.
No sólo Martín Luther King tuvo un sueño, sino que todos lo tenemos. Hoy el nieto de Luther King trabaja con la Federación para la Paz Universal (UPF), y quisiera rescatar algo que compartió en la Asamblea General de la UPF 2007: “Mi padre declaró que la medida mayor de un hombre o una mujer no es dónde está situado en tiempo de confort y conveniencia, sino dónde está situado en tiempos de desafíos y controversia. Decía: ‘La cobardía hace esta pregunta: ¿Es una posición segura? La conveniencia hace la pregunta: ¿Es una posición política? Y la vanidad hace la pregunta: ¿Es una posición popular? Pero algo dentro llamado conciencia hace la pregunta: ¿Es una posición correcta?’ Y continuó diciendo: ‘A veces debemos tomar posiciones que no son ni seguras, ni populares, ni políticas, pero debemos tomar esas posiciones porque nuestras conciencias nos dicen qué es lo correcto’”.
La paz es un sueño posible. Hoy más que nunca, si le damos una oportunidad al corazón. Voy a dar cuatro principios o pautas, de los que habla Hyun Jin Moon, tercer hijo del Padre Moon, quien hereda todo su legado y obra por la paz:
1. “Vivir por el bien mayor”. ¿Cómo se entiende esto? Todos somos parte de una familia, una sociedad, una organización, una nación. Somos parte de un todo, y sabemos que hay un principio que dice que “el todo es mayor que la parte”. Esto planteado teóricamente no resulta complicado, pero hay muchas confusiones en la práctica, que parten esencialmente de un virus que se instaló en muchos corazones: el egoísmo, que ha corroído el espíritu de comunidad. Hemos puesto demasiado énfasis en la libertad individual, pero hemos extraviado en el camino la fraternidad. “Vivir por el bien mayor” es pensar globalmente, pero actuar localmente, es entender que somos seres sociales, que mis acciones y palabras tienen consecuencias, y que podremos reconstruir el espíritu de comunidad si entendemos que la libertad individual tiene que estar en concordancia con la convivencia.
2. “Ser dueños”. ¿Qué quiere decir esto? En principio esto no quiere decir adueñarse, sino administrar del mejor modo las cosas que se nos ha confiado. En Argentina lamentablemente no tenemos una cultura clara de “ser dueños”. Con dar una vuelta por la ciudad uno puede comprobar si actuamos como “dueños” o nos desenvolvemos como niños. El verdadero dueño asume responsabilidad cuando hay un problema. No busca culpables o chivos expiatorios. Si algo está mal, no empiezo una cadena de críticas y da el portazo, y “que se las arreglen”. No. Es ver qué puedo hacer desde mi lugar para mejorar las cosas, sea como integrante de una familia u organización, como parte de un grupo o ciudadano de una nación. Es recuperar el compromiso. Las sociedades han evolucionado mucho en el tema de los derechos individuales, pero necesitamos avanzar del mismo modo en la responsabilidad, para crecer y madurar, y recuperar el espíritu de comunidad.
3. “Trabajo en equipo”. Bueno, de esto se habla mucho hoy. En primer lugar debemos entender que el destino se hace con esfuerzo. Se necesita un tiempo, un proceso. En el acelere y la espectacularidad con que presentan los hechos hoy los medios, endiosando a personas y cosas, hacen pensar en logros mágicos e instantáneos. Entonces, aparecen los atropellos, el diálogo se convierte en monólogo. Así se instaló la cultura del piquete y del paco. Aparecieron las cosas truchas y el liderazgo light. ¿Cómo debemos trabajar hoy? En equipo. Esto tiene que ver, de alguna manera, con el modelo que el Padre Moon viene proclamando como fundamento para el cambio social y mundial: la familia. En el gobierno, en una ONG, en cualquier entidad las relaciones tienen que estar mediadas por los valores, no por intereses o conveniencias individuales. En el trabajo en equipo las decisiones se fundamentan en el bien mayor y no de alguien en particular. No es una votación, tampoco una imposición, sino un acuerdo, con la vista puesta en la totalidad. Esto deja atrás los personalismos, achica los egos, nos hace humildes, y el éxito de uno es el éxito de todos.
4. “Soñar en grande”. Que en realidad tiene que ver con lo que decíamos al principio. Todos tenemos un sueño. Un sueño genuino no puede estar en contradicción con los demás, ni con el universo. Tendríamos que pensar, por ejemplo, que un planeta no tiene un propósito, lo que significaría un caos. Pero esto permanentemente sucede en nuestras vidas por el egoísmo. El sueño tiene que ver con la realización de una meta, una aspiración interna, que cuando se concreta, genera satisfacción y felicidad. ¿Cuál es nuestro sueño? ¿Ser famosos? ¿Ser reconocidos? ¿Ganar premios y títulos? ¿Tener dinero? No está mal, pero hay seños más grandes, como la paz, el amor y la felicidad, a la que todos en el fondo aspiramos. Pero, ¿puede haber paz sólo con mi felicidad o la de mi familia? ¿Puede haber paz sólo con el bienestar de mi organización, mi comunidad o el progreso de mi nación? Siempre se tratará de una felicidad parcial si no comprende a todos. La paz será plena cuando veamos reflejado en el rostro de los demás nuestra alegría y felicidad.
Vivimos en un universo de riqueza inconmensurable, donde puede haber bienestar para todos. La principal causa de la pobreza es la miseria del alma. La paz no tiene que ver necesariamente ni con el dinero, ni con el conocimiento, ni con el poder. Tampoco con la tecnología. Sin embargo, si todos estos elementos se alinearían a los principios que enumeramos (“vivir por el bien mayor”, “ser dueño”, “trabajo en equipo” y “soñar en grande”) la tarea por la paz y el bienestar de todos sería muy sencilla. El componente central de estos ‘valores esenciales’, como los llama Hyun Jin Moon, es el “vivir por el bien mayor”, y esto tiene que ver esencialmente con el servicio.
¿Qué es el servicio? Es necesario desprendernos del concepto tradicional que reduce el servicio a entregar alimentos y ropa, muy importante y esencial, pero no se agota aquí su sentido. Porque sabemos que hay otras miserias, aún en aquellos que lo tienen todo, pero que extraviaron su dignidad, el sentido de su existencia. Entonces, el servicio no tiene mucho que ver con el “asistencialismo”, interesado en quedarse con los votos de la gente y adueñarse de sus sueños. Tampoco lo es sólo una acción aislada de una organización para una foto o desprenderse de algo para calmar nuestra conciencia al ver tanta miseria. El servicio es una actitud y un estilo de vida. Es ofrecer herramientas para recuperar la dignidad y sentido de la vida a quienes lo han extraviado en la droga, el alcohol y el sexo sin amor, que produce dolor y enfermedades.
El servicio tiene que ver con el corazón, con la contención, con la educación, por aquel dicho que dice: “Más importante que repartir pescado es enseñar a pescar”. La UPF tiene inmensos tesoros, que son la visión y una educación para llegar a la conciencia y corazón de líderes y jóvenes, para cambiar estructuras injustas, para recuperar la dignidad y eliminar el virus del egoísmo, para que haya bienestar para todos. Esta visión es capaz de hacer brillar talentos escondidos, descubrir el designio divino inscripto en nuestro corazón, despertar nuestros sueños. Esos tesoros están a disposición de todos. No tienen copyright.
La UPF intenta sumar la buena voluntad de hombres y mujeres de todas las áreas para la causa de la paz, para concretar el sueño de todas las eras. Para eso necesitamos recuperar los ideales centrados en valores, volver a luchar por una causa, como lo hicieron en el pasado tantas personas que transformaron sociedades y dejaron su huella en la historia. Cuando uno trabaja por un ideal, una causa, no hay tiempo que alcance.
La paz no es una causa perdida, es un objetivo que se está haciendo realidad en tantas causas nobles que hoy sólo requieren conectarse. Este no es un tiempo cualquiera. Este es un tiempo donde nuestros sueños absolutamente se pueden hacer realidad. Si tenemos una percepción aguda podremos avizorar los cambios positivos que se avecinan.
Nuestro sueño es muy grande, el de construir una familia global, sin distinción de razas, culturas, religiones y nacionalidad. Esto requiere de grandes esfuerzos, pero con la sumatoria de voluntades la tarea será más sencilla y la meta se alcanzará más prontamente. Todos seremos afortunados por esto. Este mundo será un lugar de celebración, donde hombres y mujeres expresarán toda su potencialidad, su arte, su corazón genuino y universal. Habrá alegría, producto del servicio, fruto del amor, esencia del alma.
Volviendo a Luther King: “La cobardía hace la pregunta: ¿Es el servicio seguro? La conveniencia hace la pregunta: ¿Es el servicio político? La vanidad hace la pregunta: ¿Es el servicio popular? Pero la fe hace la pregunta: ¿Es el servicio lo correcto? Y llega el tiempo en que uno debe servir no porque es seguro, ni político, ni popular. Uno debe servir porque la conciencia de uno y la fe de uno lo empujan a saber qué es lo correcto”.
En la UPF tenemos la profunda convicción de la trascendencia, y por eso no desconectamos nuestras aspiraciones de Dios, el Padre de todos. Es pasar del “yoismo”, al nosotros, al “diosismo”, lo universal, que contempla al todo, de lo que habla el Padre Moon. Es hacer real esa esencia divina que está en cada uno de nosotros. Ustedes, Embajadores, y todos los aquí presentes, hacen esto real cuando realizan algo por los demás en sus distintos ámbitos, disciplinas y actividades.
La UPF invita a unir estas asignaciones divinas, conectar estos sueños en dirección de la paz mundial. No lo podemos hacer solos. Hyun Jin Moon resume esta visión en un lema: “Hacia una familia global centrada en Dios”. Este es nuestro sueño, esta es nuestra causa y nuestra más profunda convicción. Yo espero que sea también el sueño de todos ustedes, siendo faros de esperanza y verdaderos hacedores de paz en estos tiempos difíciles y de grandes bendiciones.
Muchas gracias.
Agradezco a Dios su amor y su permanente bendición, Padre de todos, a quien me encomiendo en esta alta responsabilidad. Destaco el esfuerzo y dedicación de Andrés Melgarejo y su esposa Alzira, quienes durante estos cinco años trabajaron incansablemente por este sueño y esta causa de la paz; al Director del Movimiento de Unificación en Argentina, Gustavo Giuliano, y demás autoridades por la confianza. Agradezco a quienes han enviado saludos de buenos augurios y éxitos en la gestión. Felicito y animo a los Embajadores por su tarea y esfuerzo por la paz, a los que hoy se sumarán más voluntades, y agradezco la presencia de todos ustedes. Muchas, pero muchas gracias a todos.
(*) Mensaje dado por el Lic. Miguel Werner en la asunción como nuevo Secretario General de la UPF-Argentina, en un evento realizado en la Embajada para la Paz, Buenos Aires, 3 de abril de 2008.
NOTICIAS DE UNIFICACIÓN
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No sólo Martín Luther King tuvo un sueño, sino que todos lo tenemos. Hoy el nieto de Luther King trabaja con la Federación para la Paz Universal (UPF), y quisiera rescatar algo que compartió en la Asamblea General de la UPF 2007: “Mi padre declaró que la medida mayor de un hombre o una mujer no es dónde está situado en tiempo de confort y conveniencia, sino dónde está situado en tiempos de desafíos y controversia. Decía: ‘La cobardía hace esta pregunta: ¿Es una posición segura? La conveniencia hace la pregunta: ¿Es una posición política? Y la vanidad hace la pregunta: ¿Es una posición popular? Pero algo dentro llamado conciencia hace la pregunta: ¿Es una posición correcta?’ Y continuó diciendo: ‘A veces debemos tomar posiciones que no son ni seguras, ni populares, ni políticas, pero debemos tomar esas posiciones porque nuestras conciencias nos dicen qué es lo correcto’”.
La paz es un sueño posible. Hoy más que nunca, si le damos una oportunidad al corazón. Voy a dar cuatro principios o pautas, de los que habla Hyun Jin Moon, tercer hijo del Padre Moon, quien hereda todo su legado y obra por la paz:
1. “Vivir por el bien mayor”. ¿Cómo se entiende esto? Todos somos parte de una familia, una sociedad, una organización, una nación. Somos parte de un todo, y sabemos que hay un principio que dice que “el todo es mayor que la parte”. Esto planteado teóricamente no resulta complicado, pero hay muchas confusiones en la práctica, que parten esencialmente de un virus que se instaló en muchos corazones: el egoísmo, que ha corroído el espíritu de comunidad. Hemos puesto demasiado énfasis en la libertad individual, pero hemos extraviado en el camino la fraternidad. “Vivir por el bien mayor” es pensar globalmente, pero actuar localmente, es entender que somos seres sociales, que mis acciones y palabras tienen consecuencias, y que podremos reconstruir el espíritu de comunidad si entendemos que la libertad individual tiene que estar en concordancia con la convivencia.
2. “Ser dueños”. ¿Qué quiere decir esto? En principio esto no quiere decir adueñarse, sino administrar del mejor modo las cosas que se nos ha confiado. En Argentina lamentablemente no tenemos una cultura clara de “ser dueños”. Con dar una vuelta por la ciudad uno puede comprobar si actuamos como “dueños” o nos desenvolvemos como niños. El verdadero dueño asume responsabilidad cuando hay un problema. No busca culpables o chivos expiatorios. Si algo está mal, no empiezo una cadena de críticas y da el portazo, y “que se las arreglen”. No. Es ver qué puedo hacer desde mi lugar para mejorar las cosas, sea como integrante de una familia u organización, como parte de un grupo o ciudadano de una nación. Es recuperar el compromiso. Las sociedades han evolucionado mucho en el tema de los derechos individuales, pero necesitamos avanzar del mismo modo en la responsabilidad, para crecer y madurar, y recuperar el espíritu de comunidad.
3. “Trabajo en equipo”. Bueno, de esto se habla mucho hoy. En primer lugar debemos entender que el destino se hace con esfuerzo. Se necesita un tiempo, un proceso. En el acelere y la espectacularidad con que presentan los hechos hoy los medios, endiosando a personas y cosas, hacen pensar en logros mágicos e instantáneos. Entonces, aparecen los atropellos, el diálogo se convierte en monólogo. Así se instaló la cultura del piquete y del paco. Aparecieron las cosas truchas y el liderazgo light. ¿Cómo debemos trabajar hoy? En equipo. Esto tiene que ver, de alguna manera, con el modelo que el Padre Moon viene proclamando como fundamento para el cambio social y mundial: la familia. En el gobierno, en una ONG, en cualquier entidad las relaciones tienen que estar mediadas por los valores, no por intereses o conveniencias individuales. En el trabajo en equipo las decisiones se fundamentan en el bien mayor y no de alguien en particular. No es una votación, tampoco una imposición, sino un acuerdo, con la vista puesta en la totalidad. Esto deja atrás los personalismos, achica los egos, nos hace humildes, y el éxito de uno es el éxito de todos.
4. “Soñar en grande”. Que en realidad tiene que ver con lo que decíamos al principio. Todos tenemos un sueño. Un sueño genuino no puede estar en contradicción con los demás, ni con el universo. Tendríamos que pensar, por ejemplo, que un planeta no tiene un propósito, lo que significaría un caos. Pero esto permanentemente sucede en nuestras vidas por el egoísmo. El sueño tiene que ver con la realización de una meta, una aspiración interna, que cuando se concreta, genera satisfacción y felicidad. ¿Cuál es nuestro sueño? ¿Ser famosos? ¿Ser reconocidos? ¿Ganar premios y títulos? ¿Tener dinero? No está mal, pero hay seños más grandes, como la paz, el amor y la felicidad, a la que todos en el fondo aspiramos. Pero, ¿puede haber paz sólo con mi felicidad o la de mi familia? ¿Puede haber paz sólo con el bienestar de mi organización, mi comunidad o el progreso de mi nación? Siempre se tratará de una felicidad parcial si no comprende a todos. La paz será plena cuando veamos reflejado en el rostro de los demás nuestra alegría y felicidad.
Vivimos en un universo de riqueza inconmensurable, donde puede haber bienestar para todos. La principal causa de la pobreza es la miseria del alma. La paz no tiene que ver necesariamente ni con el dinero, ni con el conocimiento, ni con el poder. Tampoco con la tecnología. Sin embargo, si todos estos elementos se alinearían a los principios que enumeramos (“vivir por el bien mayor”, “ser dueño”, “trabajo en equipo” y “soñar en grande”) la tarea por la paz y el bienestar de todos sería muy sencilla. El componente central de estos ‘valores esenciales’, como los llama Hyun Jin Moon, es el “vivir por el bien mayor”, y esto tiene que ver esencialmente con el servicio.
¿Qué es el servicio? Es necesario desprendernos del concepto tradicional que reduce el servicio a entregar alimentos y ropa, muy importante y esencial, pero no se agota aquí su sentido. Porque sabemos que hay otras miserias, aún en aquellos que lo tienen todo, pero que extraviaron su dignidad, el sentido de su existencia. Entonces, el servicio no tiene mucho que ver con el “asistencialismo”, interesado en quedarse con los votos de la gente y adueñarse de sus sueños. Tampoco lo es sólo una acción aislada de una organización para una foto o desprenderse de algo para calmar nuestra conciencia al ver tanta miseria. El servicio es una actitud y un estilo de vida. Es ofrecer herramientas para recuperar la dignidad y sentido de la vida a quienes lo han extraviado en la droga, el alcohol y el sexo sin amor, que produce dolor y enfermedades.
El servicio tiene que ver con el corazón, con la contención, con la educación, por aquel dicho que dice: “Más importante que repartir pescado es enseñar a pescar”. La UPF tiene inmensos tesoros, que son la visión y una educación para llegar a la conciencia y corazón de líderes y jóvenes, para cambiar estructuras injustas, para recuperar la dignidad y eliminar el virus del egoísmo, para que haya bienestar para todos. Esta visión es capaz de hacer brillar talentos escondidos, descubrir el designio divino inscripto en nuestro corazón, despertar nuestros sueños. Esos tesoros están a disposición de todos. No tienen copyright.
La UPF intenta sumar la buena voluntad de hombres y mujeres de todas las áreas para la causa de la paz, para concretar el sueño de todas las eras. Para eso necesitamos recuperar los ideales centrados en valores, volver a luchar por una causa, como lo hicieron en el pasado tantas personas que transformaron sociedades y dejaron su huella en la historia. Cuando uno trabaja por un ideal, una causa, no hay tiempo que alcance.
La paz no es una causa perdida, es un objetivo que se está haciendo realidad en tantas causas nobles que hoy sólo requieren conectarse. Este no es un tiempo cualquiera. Este es un tiempo donde nuestros sueños absolutamente se pueden hacer realidad. Si tenemos una percepción aguda podremos avizorar los cambios positivos que se avecinan.
Nuestro sueño es muy grande, el de construir una familia global, sin distinción de razas, culturas, religiones y nacionalidad. Esto requiere de grandes esfuerzos, pero con la sumatoria de voluntades la tarea será más sencilla y la meta se alcanzará más prontamente. Todos seremos afortunados por esto. Este mundo será un lugar de celebración, donde hombres y mujeres expresarán toda su potencialidad, su arte, su corazón genuino y universal. Habrá alegría, producto del servicio, fruto del amor, esencia del alma.
Volviendo a Luther King: “La cobardía hace la pregunta: ¿Es el servicio seguro? La conveniencia hace la pregunta: ¿Es el servicio político? La vanidad hace la pregunta: ¿Es el servicio popular? Pero la fe hace la pregunta: ¿Es el servicio lo correcto? Y llega el tiempo en que uno debe servir no porque es seguro, ni político, ni popular. Uno debe servir porque la conciencia de uno y la fe de uno lo empujan a saber qué es lo correcto”.
En la UPF tenemos la profunda convicción de la trascendencia, y por eso no desconectamos nuestras aspiraciones de Dios, el Padre de todos. Es pasar del “yoismo”, al nosotros, al “diosismo”, lo universal, que contempla al todo, de lo que habla el Padre Moon. Es hacer real esa esencia divina que está en cada uno de nosotros. Ustedes, Embajadores, y todos los aquí presentes, hacen esto real cuando realizan algo por los demás en sus distintos ámbitos, disciplinas y actividades.
La UPF invita a unir estas asignaciones divinas, conectar estos sueños en dirección de la paz mundial. No lo podemos hacer solos. Hyun Jin Moon resume esta visión en un lema: “Hacia una familia global centrada en Dios”. Este es nuestro sueño, esta es nuestra causa y nuestra más profunda convicción. Yo espero que sea también el sueño de todos ustedes, siendo faros de esperanza y verdaderos hacedores de paz en estos tiempos difíciles y de grandes bendiciones.
Muchas gracias.
Agradezco a Dios su amor y su permanente bendición, Padre de todos, a quien me encomiendo en esta alta responsabilidad. Destaco el esfuerzo y dedicación de Andrés Melgarejo y su esposa Alzira, quienes durante estos cinco años trabajaron incansablemente por este sueño y esta causa de la paz; al Director del Movimiento de Unificación en Argentina, Gustavo Giuliano, y demás autoridades por la confianza. Agradezco a quienes han enviado saludos de buenos augurios y éxitos en la gestión. Felicito y animo a los Embajadores por su tarea y esfuerzo por la paz, a los que hoy se sumarán más voluntades, y agradezco la presencia de todos ustedes. Muchas, pero muchas gracias a todos.
(*) Mensaje dado por el Lic. Miguel Werner en la asunción como nuevo Secretario General de la UPF-Argentina, en un evento realizado en la Embajada para la Paz, Buenos Aires, 3 de abril de 2008.
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