domingo, 18 de enero de 2009

Cómo evitar el autoboicot y liberarse de tóxicos

Stamateas ilustró el tema con solvencia y gracia
Bernardo Stamateas, nacido en el barrio porteño de Floresta y de ascendencia griega, es autor de cerca de 40 libros que son un éxito de venta en todo el país, en Centroamérica y Estados Unidos. También es conferencista internacional de gran habilidad para motivar y hacer que las personas descubran y desarrollen su potencial. De esto dio cuenta con solvencia y gracia este lunes en la presentación de su último libro, “Autoboicot”, y la obra más vendida del año, “Gente tóxica”, que luce con su imagen como propaganda hasta los colectivos de línea de la ciudad de Buenos Aires. El marco fue el ‘Auditorio Juan Jesús Blasnik’ (Tacuarí 202 – 8° Piso) de Buenos Aires ante un público que siguió con atención cómplice cada concepto ilustrado sobradamente con salidas ocurrentes y ejemplos caricaturescos de la vida cotidiana.

“Nos gusta sufrir…”
Comenzó por hablar de las muchas formas que tenemos de privarnos del disfrute y el éxito, y de la autoestima, “que tiene que ver con la dignidad”. Para ello enfatizó en dejar el sentimiento de culpa y la crítica interna, reafirmando que valemos por lo que somos, no por lo que poseemos. “Tenemos un encanto especial por sufrir (…) Esto nos viene de la religión”, dijo. Para el caso también citó lo que nos pasa como país: “Nos va bien, pero siempre tenemos que inventar algo: una guerra, una crisis, una pelea…”

“A veces nos acostamos con toda la gente que nos lastimó. Tenemos que perdonar, que tiene que ver con desatar”, siguió en línea con el concepto que “nos gusta sufrir”. “¿Qué hace la gente en las fiestas? Se emborracha, porque no sabe disfrutar (…) y entonces sacamos los recuerdos tristes, que tal fecha, que tal muerte…”, ejemplificó. “Nadie le debe nada a nadie”, sentenció.

“Todos los humanos tenemos un Caín y un Abel dentro ¿o hay algún perfecto aquí?”, preguntó. También señaló que no nos damos cuenta o no tenemos conciencia de la manía culposa, “porque es un sentimiento, como Boca Juniors”, aprovechó para exteriorizar su fanatismo por el club de sus amores. Para reafirmar o clarificar ideas en otras ocasiones remitió a su relación amistosa con famosos, como Graciela Alfano y Juan Alberto Badía o a participantes del programa de Tinelli “Bailando por un sueño”.

Cumple tus sueños
Los libros de Stamateas traslucen una gran claridad conceptual y muestran una salida a toda situación conflictiva. “A mí no me gusta llamarlos libros de autoayuda, me gusta llamarlos libros de crecimiento personal”, dijo en una de tantas entrevistas que le hicieron. Adoptó como misión “ayudar a que la gente tenga mejor calidad de vida y que alcance la paz espiritual”. De esto hablan “Autoboicot” y “Gente tóxica”.

“La soledad no es mala, lo que está mal es el aislamiento. Es bueno estar con uno mismo, salvo que uno no se aguante”, inquirió. “La risa previene más de 100 enfermedades”, agregó siempre con la complicidad y participación de la audiencia, que intercambió preguntas y disfrutó de ejemplos exagerados sobre las trampas mentales que nos bloquean y nos impiden ir hacia adelante. Durante su exposición también pidió una constante interacción de los participantes entre sí, con técnicas para levantar la autoestima, tal como suele suceder en ciertas iglesias evangélicas. Porque Bernardo además de ser un exitoso escritor, Licenciado en Psicología y Teología, Terapeuta Familiar y Sexólogo Clínico, también es Pastor del Ministerio Presencia de Dios, que congrega a gente profesional y reconocida en su iglesia del Barrio de Caballito.

Seguidamente entró en tema con “Gente tóxica”, que se promociona como el libro más vendido del año. Las personas tóxicas emocionales “son expertas en destruirte la vida”. Puso el ejemplo del psicópata, que aparece baja el ropaje de autoritario o víctima, que manipula a las personas a través de la crítica o la culpa. También hizo mención al envidioso, que tiene baja la autoestima y desmerece a las personas para “destruirte”.

“No soy un billete de 100 dólares que le gusta a todo el mundo (…) Un tercio de la gente te odia (…) No se puede quedar bien con todo el mundo”, explicó. También que “no podemos cambiar a nadie, al menos que esa persona quiera cambiar”. Aconsejó terminar con la actitud de expectativas que solemos crear sobre los demás y “no esperar nada de nadie”. “No te mueras antes de morirte”, agregó en forma imperativa, en el sentido de no irnos a la tumba sin haber desarrollado el enorme potencial que cada uno lleva dentro. “No podemos morir llenos” de sueños incumplidos, señaló.

Libérate de “tóxicos”
Durante su dinámica exposición ahondó en el personaje “agresivo”, que aclaró, es un inseguro. La violencia en el país tiene que ver con esta inseguridad, ejemplificó. Para contrarrestar al agresivo recomendó distintas variantes para ignorarlo, para descolocarlo, para desestructurarlo: la técnica de “respuestas monosílabos”, la del “disco rayado” o “del loco”, contestar con una incoherencia; en fin, métodos para evitar las peleas indeseadas y la espiral de violencia. “Ser yo mismo es el mejor espantapájaros para la gente tóxica (…) Cuando mi imagen social coincide con mi yo real, uno es libre de la gente”, remató.

Para el caso recomendó interactuar con personas positivas y “no gente que nos hunda”. También habló de otro espécimen de “gente tóxica”, la que siempre se queja. “Cuando uno se pone en los zapatos del otro comienza el diálogo”, dijo, lo que arrancó aplausos desde el fondo del salón. También brindó pautas para el auto análisis: “Yo veo con mi emoción predominante. Si estoy triste, todo será triste”; “la gente no oye lo que decimos, sino cómo lo decimos”.

Además habló de la gente que no respeta los límites, que en un grupo de 12 siempre hay un Judas y que el “tóxico nunca reconocerá que es tóxico”. Pero que también cada uno tiene un grado de toxicidad, “porque si idiotizamos al otro o lo vemos como una víctima lo estamos intoxicando”. Al final dio dos definiciones de gente tóxica, una vulgar, que es una persona “jodida”, expresión que tomó del periodista Pizarro; y otra científica: “Personas que van a transmitirte miedo y culpa para hacerte sentir mal”.

El público preguntó con confianza. Un asistente hasta se animó a consultarle sobre una relación conflictiva con un jefe “tóxico”. Por las dudas, y antes de contestar, Stamateas investigó si la persona aludida estaba presente. Le recomendó no acusarlo de ser agresivo, sino decir que su forma de manifestarse “me ofende, y eso es irrefutable, porque es la experiencia de uno”. “¿Qué pasa si le regalamos el libro “Gente tóxica” a una persona “tóxica”?”, averiguó otro participante. “Decile que los tóxicos están por todos lados, así estás prevenido”, contestó ante un auditorio risueño que celebró cada ocurrente salida y su espontaneidad inusitada.

Al cabo de poco más de una hora de disertación, mezclada con una alta dosis de chistes y anécdotas, firmó y dedicó libros con mensajes positivos hasta el cansancio, entre brindis de buenos augurios y fotos, demostrando que sus obras se venden como pan caliente. Al día siguiente lo espera un viaje a España, donde tiene previsto conferencias en cinco días continuados en Elche, Chiclana, Málaga, Madrid y Torrevieja.

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