domingo, 18 de enero de 2009
“Fuimos creados para la grandeza"
Mensaje de Hyung Jin Moon (*)
Demasiadas personas pasan por la vida pensando: "Yo no soy nada especial. No tengo los talentos que se requieren para esta ocupación. Él es mejor que yo"; o, "Ella tiene una personalidad mejor que la mía. Yo nunca voy a encontrarme con alguien que me permita establecer una familia bendecida. Sólo soy mediocre. Realmente no tengo nada para ofrecer". Son demasiadas las personas que entran en esa trampa de pensamiento y es tan importante que cada vez que aparecen estas ideas en nuestra mente, deshacernos de ellas de forma inmediata. Es muy importante, porque los pensamientos que tenemos, proyectados hacia el futuro, fijan los límites de nuestra vida. Si tenemos este tipo de pensamientos limitados, pensando sobre nosotros mismos como derrotados, o mediocres, como nada especial, entonces no vamos a poder lograr nada, no podremos hacer sustancia esas semillas de grandeza que Dios ha plantado en nosotros. Es muy importante entender esto, porque aún un solo pensamiento negativo persistente puede robar nuestro destino, puede robar nuestra alegría y potencial.
Es tan importante que sepamos que cada vez que escuchamos siquiera una sola palabra que diga: "No tengo lo que se necesita", que la eliminemos muy rápidamente de nuestras mentes. Es tan importante que seamos rápidos para reaccionar ante este tipo de circunstancias y que, cada vez que surjan esos pensamientos, los quitemos de nosotros.
Cuando mantenemos nuestras mentes mirando hacia el futuro es tan importante que veamos nuestra vida volviéndose mejor, que nos veamos moviéndonos superando obstáculos, que nos veamos moviéndonos superando las circunstancias y dificultades, teniendo éxito en el camino hacia la victoria.
Oí una historia muy interesante llamada "El avestruz y el águila". Había un águila y de alguna manera uno de los huevos que puso se cayó en un nido de avestruz. Y como se pueden imaginar, el avestruz madre llegó y vio ese simpático huevo y pensó: "Es uno de mis huevos", y se sentó sobre el y lo nutrió con su calor de madre. Eventualmente, salieron de los huevos incubados todos los avestruces bebé. Y, por supuesto, había un bebé avestruz muy poco común. Tenía el aspecto de algo que vuela en el cielo. Pero ella no prestó atención y dijo: "Son todos mis hijos. Me encanta este hijo, por lo que voy a criarlo igual que todos los demás".
Ellos anduvieron por la vida. Los avestruces corrían alrededor. Ellos corrían rápido pero siempre estaban mirando la tierra, buscando insectos, buscando pequeños restos, y siempre que había algo que los asustaba, ponían sus cabezas en la tierra. Un día una sombra enorme flotó sobre ellos y se llenaron de miedo. Los avestruces hicieron exactamente como sus instintos les dictaban y comenzaron a enterrar sus cabezas en la tierra. Del mismo modo quiso hacer el “águila avestruz”. Pero no pudo hacerlo. Él no tenía lo que se necesitaba para enterrar su cabeza en la tierra. Él se golpeó en una roca y alzó la vista completamente mareado y vio un hermoso y majestuoso pájaro flotando en el cielo. Y oyó el grito de esa águila y algo retumbó en su corazón revolviendo su interior. Y dijo: “¡Espera un minuto! Ese sonido es tan familiar para mí”. Y soltó un grito y se dio cuenta: "¡Eh! ¡Puedo hacer eso, puedo gritar como esa águila!” Y comenzó a agitar sus alas cada día. Al principio no podía levantar vuelo, pero cada día renovaba los intentos, hasta que un día comenzó a elevarse, más y más alto. Antes solía mirar la suciedad, chillando, buscando restos e insectos, pero ahora volaba en los horizontes, viendo el sol brillante y el cielo infinito.
Es tan importante que en nuestras vidas entendamos que Dios nunca nos creó para ser un avestruz. Él nos creó para ser águilas, para ser majestuosos, para ser audaces, para ser encantadores, atractivos, para ser poderosos y elevarnos a grandes alturas.
Cuando empezamos a oír estos pensamientos tipo avestruz, tales como: "Nunca lo lograrás”, “No tienes lo que hace falta”, “Vas a fracasar”, “No vas a poder atravesar esta dificultad”, “Eso va a durar siempre, nunca se va a terminar"; es tan importante decir: "¡Un momento! ¡Dios nunca me creó para ser un avestruz!”. Hay que deshacerse de esos pensamientos tipo avestruz y empezar a poner pensamientos tipo águila en nuestra mente. “Dios me hizo para ser un águila. Se supone que debo volar. ¡Se supone que debo volar alto y planear!”
Es muy importante cómo pensamos acerca de nuestras vidas. Si pensamos que no somos especiales, no vamos a actuar de esa manera especial dada por Dios, no vamos a actuar con nuestra manera única de ser, no vamos a desarrollar nuestros rasgos únicos (talentos). Si pensamos que no somos talentosos, entonces no vamos a invertir en nosotros mismos para construirnos a nosotros mismos, no vamos a invertir para hacernos talentosos. Si pensamos que no vamos a salir de esa dificultad financiera, no vamos a estar preparados para la victoria de Dios, para la abundancia de Dios en nuestras vidas. Si pensamos que no tenemos una buena personalidad, no vamos a encontrar a esa persona que Dios está invirtiendo para encontrarse con nosotros. Él está preparando a esa persona, esa persona que realmente puede ayudarnos en nuestra vida o quizás la persona con quien eventualmente vamos a ser bendecidos.
Se que algunos de nosotros estamos en medio de una "tormenta" en este momento. Algunos de ustedes se enfrentan con dificultades. Puede que no vean una manera de atravesar esta dificultad. No puedes ver un camino: “¿Cómo voy a encontrar un método o una forma para salir de esto? ¿Quién va a ayudarme? ¿Cómo puedo saber que esto va a salir bien?” Pero es tan importante que en nuestras mentes no seamos como el avestruz, que cuando la tormenta viene hacia nosotros, no ocultemos la cabeza en el suelo. Ese no es el camino para hacerle frente. Tenemos que ser como el águila. No podemos limitarnos a ver algo y poner nuestra cabeza en la tierra. Tenemos que desplegar nuestras alas, poner una sonrisa en nuestra cara y hacer que volemos por encima de la tormenta.
Es tan importante entender que cuando nos movemos en la dirección correcta en nuestras vidas, que podemos también iniciar nuestro futuro en esa dirección. He oído un refrán que dice: “Algunos de nosotros puede estar ahora en una tormenta, pero no dejes que la tormenta entre en ti”. ¿Qué significa eso? Significa que puede que atravesemos una circunstancia difícil. Tal vez algo que crees que no tienes el potencial para superarlo. Puede que estemos ahora en esa tormenta. Puedes estar en esa circunstancia, estar sufriendo en este momento, pero no dejes que esa circunstancia, esa tormenta entre en tu corazón. No dejes que eso plante sus semillas, sus raíces en tu corazón. No dejes que eso empiece a convencerte de que vas a ser meramente "bueno", una persona “promedio” o simplemente mediocre. Comienza a quitar esas raíces. Comienza a plantar nuevas semillas de esperanza en tu vida, empieza a ver tu futuro con una nueva visión.
A veces las circunstancias pueden sentirse enormes y montañosas, pero recordemos que ninguna montaña es más grande que el poder de Dios Todopoderoso. Es tan importante recordar siempre esto en nuestras vidas, que cada vez que enfrentamos circunstancias que quieran robar nuestras alegrías, robar nuestro potencial y felicidad digamos: “No voy a dejarte que la robes. Voy a mantenerla. Voy a poner una sonrisa en mi cara. Voy a ser todo lo que Dios deseó que sea. Voy a ser exitoso para Dios. ¡Voy a ser grande para Él!”
Cuando te ves a ti mismo como talentoso, creativo, inteligente, no mentalmente discapacitado; cuando te ves como un ser inteligente, sofisticado, atractivo, victorioso, en camino hacia la grandeza, entonces estás alabando la obra maestra que Dios ha hecho. Cuando empezamos a hacer eso, no es una cosa egoísta. Todo lo que estás diciendo es: “Dios, Tú me has creado y Tú estás orgulloso de mí. Tú me hiciste de Tu energía creativa, y ¡mira lo que has creado! Todo lo que estoy haciendo es alabar lo que has creado. Todo lo que estoy haciendo es dándote crédito por las cosas que has plantado dentro de mí”.
Y tal vez no podemos verlo ahora mismo, tal vez todos nuestros talentos no han florecido en este momento hasta ahora, pero es tan importante que aún cuando no podamos verlo dando su fruto, que sigamos alabando, que sigamos hablando palabras de fe sobre nuestras vidas, sobre nuestro futuro, sobre nuestro destino. Es tan importante que recordemos: “Tengo que alegrarme. ¡Soy un hijo de Dios Todopoderoso!”
Tenemos que estar con ese tipo de mentalidad victoriosa. No queremos caer en el pensamiento: “No puedo hacer esto, es demasiado grande, los desafíos son demasiado grandes. No puedo ver mi futuro”. Si empezamos a pensar así, vamos a tener una mentalidad tipo avestruz. No queremos tener pensamientos tipo avestruz, queremos tener pensamientos tipo águila. Volar, poner una sonrisa en la cara, ponerse orgullosamente de pie, sentirnos orgullosos de quienes somos, caminar con confianza, ser un águila, volar por encima de la tormenta.
(*) Hyung Jin Moon es hijo de Sun Myung Moon y actual Presidente de la Federación de Familias para la Paz y Unificación Mundial, y dio este mensaje, del cual se comparte sólo algunos párrafos, en la Iglesia de Chung Pa Dong (Seúl, Corea), el 7 de junio de 2008. La traducción es de Juan Carlos Olivari.
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Demasiadas personas pasan por la vida pensando: "Yo no soy nada especial. No tengo los talentos que se requieren para esta ocupación. Él es mejor que yo"; o, "Ella tiene una personalidad mejor que la mía. Yo nunca voy a encontrarme con alguien que me permita establecer una familia bendecida. Sólo soy mediocre. Realmente no tengo nada para ofrecer". Son demasiadas las personas que entran en esa trampa de pensamiento y es tan importante que cada vez que aparecen estas ideas en nuestra mente, deshacernos de ellas de forma inmediata. Es muy importante, porque los pensamientos que tenemos, proyectados hacia el futuro, fijan los límites de nuestra vida. Si tenemos este tipo de pensamientos limitados, pensando sobre nosotros mismos como derrotados, o mediocres, como nada especial, entonces no vamos a poder lograr nada, no podremos hacer sustancia esas semillas de grandeza que Dios ha plantado en nosotros. Es muy importante entender esto, porque aún un solo pensamiento negativo persistente puede robar nuestro destino, puede robar nuestra alegría y potencial.
Es tan importante que sepamos que cada vez que escuchamos siquiera una sola palabra que diga: "No tengo lo que se necesita", que la eliminemos muy rápidamente de nuestras mentes. Es tan importante que seamos rápidos para reaccionar ante este tipo de circunstancias y que, cada vez que surjan esos pensamientos, los quitemos de nosotros.
Cuando mantenemos nuestras mentes mirando hacia el futuro es tan importante que veamos nuestra vida volviéndose mejor, que nos veamos moviéndonos superando obstáculos, que nos veamos moviéndonos superando las circunstancias y dificultades, teniendo éxito en el camino hacia la victoria.
Oí una historia muy interesante llamada "El avestruz y el águila". Había un águila y de alguna manera uno de los huevos que puso se cayó en un nido de avestruz. Y como se pueden imaginar, el avestruz madre llegó y vio ese simpático huevo y pensó: "Es uno de mis huevos", y se sentó sobre el y lo nutrió con su calor de madre. Eventualmente, salieron de los huevos incubados todos los avestruces bebé. Y, por supuesto, había un bebé avestruz muy poco común. Tenía el aspecto de algo que vuela en el cielo. Pero ella no prestó atención y dijo: "Son todos mis hijos. Me encanta este hijo, por lo que voy a criarlo igual que todos los demás".
Ellos anduvieron por la vida. Los avestruces corrían alrededor. Ellos corrían rápido pero siempre estaban mirando la tierra, buscando insectos, buscando pequeños restos, y siempre que había algo que los asustaba, ponían sus cabezas en la tierra. Un día una sombra enorme flotó sobre ellos y se llenaron de miedo. Los avestruces hicieron exactamente como sus instintos les dictaban y comenzaron a enterrar sus cabezas en la tierra. Del mismo modo quiso hacer el “águila avestruz”. Pero no pudo hacerlo. Él no tenía lo que se necesitaba para enterrar su cabeza en la tierra. Él se golpeó en una roca y alzó la vista completamente mareado y vio un hermoso y majestuoso pájaro flotando en el cielo. Y oyó el grito de esa águila y algo retumbó en su corazón revolviendo su interior. Y dijo: “¡Espera un minuto! Ese sonido es tan familiar para mí”. Y soltó un grito y se dio cuenta: "¡Eh! ¡Puedo hacer eso, puedo gritar como esa águila!” Y comenzó a agitar sus alas cada día. Al principio no podía levantar vuelo, pero cada día renovaba los intentos, hasta que un día comenzó a elevarse, más y más alto. Antes solía mirar la suciedad, chillando, buscando restos e insectos, pero ahora volaba en los horizontes, viendo el sol brillante y el cielo infinito.
Es tan importante que en nuestras vidas entendamos que Dios nunca nos creó para ser un avestruz. Él nos creó para ser águilas, para ser majestuosos, para ser audaces, para ser encantadores, atractivos, para ser poderosos y elevarnos a grandes alturas.
Cuando empezamos a oír estos pensamientos tipo avestruz, tales como: "Nunca lo lograrás”, “No tienes lo que hace falta”, “Vas a fracasar”, “No vas a poder atravesar esta dificultad”, “Eso va a durar siempre, nunca se va a terminar"; es tan importante decir: "¡Un momento! ¡Dios nunca me creó para ser un avestruz!”. Hay que deshacerse de esos pensamientos tipo avestruz y empezar a poner pensamientos tipo águila en nuestra mente. “Dios me hizo para ser un águila. Se supone que debo volar. ¡Se supone que debo volar alto y planear!”
Es muy importante cómo pensamos acerca de nuestras vidas. Si pensamos que no somos especiales, no vamos a actuar de esa manera especial dada por Dios, no vamos a actuar con nuestra manera única de ser, no vamos a desarrollar nuestros rasgos únicos (talentos). Si pensamos que no somos talentosos, entonces no vamos a invertir en nosotros mismos para construirnos a nosotros mismos, no vamos a invertir para hacernos talentosos. Si pensamos que no vamos a salir de esa dificultad financiera, no vamos a estar preparados para la victoria de Dios, para la abundancia de Dios en nuestras vidas. Si pensamos que no tenemos una buena personalidad, no vamos a encontrar a esa persona que Dios está invirtiendo para encontrarse con nosotros. Él está preparando a esa persona, esa persona que realmente puede ayudarnos en nuestra vida o quizás la persona con quien eventualmente vamos a ser bendecidos.
Se que algunos de nosotros estamos en medio de una "tormenta" en este momento. Algunos de ustedes se enfrentan con dificultades. Puede que no vean una manera de atravesar esta dificultad. No puedes ver un camino: “¿Cómo voy a encontrar un método o una forma para salir de esto? ¿Quién va a ayudarme? ¿Cómo puedo saber que esto va a salir bien?” Pero es tan importante que en nuestras mentes no seamos como el avestruz, que cuando la tormenta viene hacia nosotros, no ocultemos la cabeza en el suelo. Ese no es el camino para hacerle frente. Tenemos que ser como el águila. No podemos limitarnos a ver algo y poner nuestra cabeza en la tierra. Tenemos que desplegar nuestras alas, poner una sonrisa en nuestra cara y hacer que volemos por encima de la tormenta.
Es tan importante entender que cuando nos movemos en la dirección correcta en nuestras vidas, que podemos también iniciar nuestro futuro en esa dirección. He oído un refrán que dice: “Algunos de nosotros puede estar ahora en una tormenta, pero no dejes que la tormenta entre en ti”. ¿Qué significa eso? Significa que puede que atravesemos una circunstancia difícil. Tal vez algo que crees que no tienes el potencial para superarlo. Puede que estemos ahora en esa tormenta. Puedes estar en esa circunstancia, estar sufriendo en este momento, pero no dejes que esa circunstancia, esa tormenta entre en tu corazón. No dejes que eso plante sus semillas, sus raíces en tu corazón. No dejes que eso empiece a convencerte de que vas a ser meramente "bueno", una persona “promedio” o simplemente mediocre. Comienza a quitar esas raíces. Comienza a plantar nuevas semillas de esperanza en tu vida, empieza a ver tu futuro con una nueva visión.
A veces las circunstancias pueden sentirse enormes y montañosas, pero recordemos que ninguna montaña es más grande que el poder de Dios Todopoderoso. Es tan importante recordar siempre esto en nuestras vidas, que cada vez que enfrentamos circunstancias que quieran robar nuestras alegrías, robar nuestro potencial y felicidad digamos: “No voy a dejarte que la robes. Voy a mantenerla. Voy a poner una sonrisa en mi cara. Voy a ser todo lo que Dios deseó que sea. Voy a ser exitoso para Dios. ¡Voy a ser grande para Él!”
Cuando te ves a ti mismo como talentoso, creativo, inteligente, no mentalmente discapacitado; cuando te ves como un ser inteligente, sofisticado, atractivo, victorioso, en camino hacia la grandeza, entonces estás alabando la obra maestra que Dios ha hecho. Cuando empezamos a hacer eso, no es una cosa egoísta. Todo lo que estás diciendo es: “Dios, Tú me has creado y Tú estás orgulloso de mí. Tú me hiciste de Tu energía creativa, y ¡mira lo que has creado! Todo lo que estoy haciendo es alabar lo que has creado. Todo lo que estoy haciendo es dándote crédito por las cosas que has plantado dentro de mí”.
Y tal vez no podemos verlo ahora mismo, tal vez todos nuestros talentos no han florecido en este momento hasta ahora, pero es tan importante que aún cuando no podamos verlo dando su fruto, que sigamos alabando, que sigamos hablando palabras de fe sobre nuestras vidas, sobre nuestro futuro, sobre nuestro destino. Es tan importante que recordemos: “Tengo que alegrarme. ¡Soy un hijo de Dios Todopoderoso!”
Tenemos que estar con ese tipo de mentalidad victoriosa. No queremos caer en el pensamiento: “No puedo hacer esto, es demasiado grande, los desafíos son demasiado grandes. No puedo ver mi futuro”. Si empezamos a pensar así, vamos a tener una mentalidad tipo avestruz. No queremos tener pensamientos tipo avestruz, queremos tener pensamientos tipo águila. Volar, poner una sonrisa en la cara, ponerse orgullosamente de pie, sentirnos orgullosos de quienes somos, caminar con confianza, ser un águila, volar por encima de la tormenta.
(*) Hyung Jin Moon es hijo de Sun Myung Moon y actual Presidente de la Federación de Familias para la Paz y Unificación Mundial, y dio este mensaje, del cual se comparte sólo algunos párrafos, en la Iglesia de Chung Pa Dong (Seúl, Corea), el 7 de junio de 2008. La traducción es de Juan Carlos Olivari.
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