Crear, recrear y sanar

Talleres-encuentros
El 6 de noviembre dieron inicio talleres-encuentros en la Embajada para la Paz (Tacuarí 202 – 8º Piso – Buenos Aires), cada jueves, como un medio de conocimiento mutuo e integración entre los participantes.

El primer encuentro fue un Taller Literario, coordinado por la Lic. Olga Lotitto, quien reflexionó sobre el mismo: “Cada acción consciente; es decir, cada acto voluntario está respaldado por un concepto o un pensamiento motivador. Impulsados por el ideal de la paz, los organismos mundiales están tratando de fijar un fundamento para establecer ese pensamiento básico. Antes de que esto suceda, primero tendrían que eliminarse las barreras psicológicas que se levantan entre todos los pueblos. La más grande barrera que separa a los pueblos es, quizás, la desconfianza. La desconfianza no es causada por una imperfección de las facultades sensoriales ni por la ilusión; antes bien, la desconfianza es el resultado de no poder relacionarse.

Un Taller Literario, entre personas, que a lo mejor se desenvuelven en otras áreas, es simplemente una excusa, bella excusa, para poder lograr la unidad de mentes y corazones. Debo decir, con profunda satisfacción y mucho agradecimiento, que el primer encuentro fue realmente fabuloso. Y como soy una convencida de que las cosas no suceden por casualidad, sino por causalidad, debo darles las gracias a todos los que volcaron, no una pequeña faceta del arte, sino una gran faceta”.

Como corolario de esta primera jornada se hizo un poema colectivo, que dio por resultado este escrito, pleno de dulzura e inspiración:
Bajo un cielo de luz, la paz es posible.
El encuentro de hoy desnudó nuestras almas. El corazón y la fe, porque todo es posible con amor y esperanza.
La contención entre quienes tienen un mismo sentimiento es el valor de la lectura y la palabra franca.
Si robas que sea un beso, si lloras que sea de alegría si vas a perder, que sea el miedo y si vas a contar con alguien, ¡que sea conmigo!
El ser humano vive buscando la felicidad y, en realidad, no se da cuenta que la felicidad está dentro de cada uno. Dentro de nuestro ser.
En la máquina del planeta las almas son los engranajes. En julio, como en enero, cultivo una rosa blanca para este grupo querido que me da su mano franca.
La palabra es energía, que esta energía positiva se expanda para crear, recrear, sanar, que expanda amor para hacer renacer la esperanza y construir la paz.

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