miércoles, 27 de enero de 2010
"El futuro del cristianismo"
Una ‘batalla’ en Nueva York
El 18 de septiembre de 1974, Sun Myung
Moon daba un conmovedor mensaje ante unas 30 mil personas en el Madison Square
Garden de Nueva York, titulado "El futuro del cristianismo" (www.unificacion.org/unificacion/biblioteca/discursos/1974/740918.htm).
El 18 de septiembre de 1976, daba otro discurso fundamental en conmemoración
del 200 aniversario de la independencia de los EEUU en la explanada del
Monumento a Washington, ante unas 300 mil personas (www.unification.net/1976/760918.html).
Un video compilación de ambos eventos puede verse en www.youtube.com/watch?v=MkqeEllJnM4&
A continuación se comparte la
experiencia del Dr. Bo-Hi Pak, interprete de aquel intenso discurso de 1974. La traducción es de
Liliana Karlsson. (www.tparents.org/Library/Unification/Books/Messiah/Messiah-11.htm).
“Durante
los 25 años que traduje al Rvdo. Moon, el discurso más memorable y más difícil
para mí fue el que dio en el Madison Square Garden, el 18 de septiembre de
1974. Esta reunión era parte de la estrategia para penetrar en la ciudad de
Nueva York. Después de esta reunión, todos los neoyorquinos habían, por lo
menos, oído hablar del Rvdo. Moon.
Mientras
la Iglesia de Unificación fue a la ofensiva, ciertos cristianos, que nos veían
como herejes, montaron un esfuerzo sin precedentes para oponerse. En el día de
la reunión, 60 mil personas vinieron al Madison Square Garden a oír al Rvdo.
Moon, aunque solamente 25 miles pudieron ser admitidos. La mayoría de la gente,
por lo tanto, tuvieron que irse sin poder entrar. Sin embargo, un grupo de
personas, opuesto a la Iglesia de Unificación, se esforzó por obtener una gran
cantidad de boletos por adelantado para sentarse en las secciones estratégicas
de las tribunas.
Una
vez que las actuaciones del programa terminaron y el Rvdo. Moon fue al
escenario, los opositores iniciaron una demostración enorme en las tribunas,
gritando: "¡Herejes, fuera de aquí!" y "¡Anticristo,
fuera!" El hall entero entró en confusión.
Primero
el Rvdo. Moon intentó tratar con ellos calmadamente, pero la intención de los
manifestantes desde el comienzo era hacer imposible proceda con su discurso. En
un esfuerzo por hacer callar a los perturbadores, el Rvdo. Moon dijo:
"Yo quisiera cantarles una canción". La mayor parte de la
audiencia dio la bienvenida a esto con un aplauso, pero los opositores
siguieron gritando. "¡Herejes de la Iglesia de Unificación, fuera!"
"¡Vayan a casa!".
Lo
más decepcionante para mí fue ver que la mayoría de los manifestantes eran
norteamericanos-coreanos. Los norteamericanos de otros orígenes étnicos no
sabían qué hacer en la audiencia y pronto comenzaron a irrumpir reyertas. La
situación parecía deteriorarse y llegar a hacerse un alboroto general.
Vi
al Rvdo. Moon con lágrima mientras miraba esta situación, pero pronto sus
lágrimas se tornaron en ira y gritó en coreano: "¡Calma por favor! Estados
Unidos es un país que reconoce la libertad religiosa. Si ustedes quisieran
oponerse a mí, entonces están bienvenidos a hacerlo después que hayan oído lo
que tengo que decir. Les pido que primero me escuchen. Están siendo muy
groseros hacia las miles de personas que vinieron hoy a oírme".
Traduje
estas palabras con ira, y la mayor parte de la audiencia apoyó al Rvdo. Moon
con un gran aplauso. Desde ese momento, el Rvdo. Moon presionó con su discurso
y se rehusó a ceder ante la oposición. Él hablaba con tal fuerza que me recordó
a veces a las olas enormes del océano estrellándose contra una costa rocosa.
Otras veces, sus palabras eran como el viento y la lluvia en un tifón. El Padre
se paró en tierra con la autoridad de Dios y comenzó a declarar la Palabra de
Dios. Él no prestó ninguna atención al hecho de que su vida podría estar en
peligro. Vertió toda su energía espiritual y física y puso a la audiencia bajo
control.
Pronto
el Rvdo. Moon comenzó a dominar a la muchedumbre de 25 mil personas con su entrega
valiente y voz atronadora. Los perturbadores descubrieron que ‘el viento fue
sacado de sus velas’ y comenzaron a perder el ánimo. La atmósfera era tal que
parecía que estaban en peligro de ser golpeados por Dios. Cuando el Rvdo. Moon
había hablado alrededor de media hora, la audiencia estaba totalmente callada.
A partir de entonces, algunas personas comenzaron a gritar: "¡Usted tiene
razón!” “¡Usted tiene razón!" y
“¡Amén!” “¡Amén!"
El
Rvdo. Moon caminaba alrededor del escenario durante su discurso de dos horas,
moviéndose a izquierda y derecha, hacia adelante y hacia atrás, y alrededor. Gesticulaba
fuertemente para acentuar sus puntos, agregándole un tono de autoridad. Así, el
Rvdo. Moon demostraba el mismo corazón y fortaleza que Jesús cuando volcó las
tablas de los vendedores en el templo. Estaba dejando que la ira del Cielo
estallara a través de él. Las palabras que habló, sin embargo, no contenían
ninguna malicia. Eran palabras de amor. Podía ver que su corazón se había
desgarrado al ver miembros de la comunidad coreana en EEUU actuando de una
manera tan terca.
Cuando
se acercaba al final de su discurso, todos estaban concentrados y atentos a
cada palabra. La audiencia estaba totalmente silenciosa. Habían venido a
participar de un renacimiento religioso estándar, pero eran testigos de algo
enteramente diferente. Habían experimentado
la ira y el amor de Dios.
Tuve
que interpretar el Rvdo. Moon durante este proceso increíble, sin una sola
página de discurso preparada. ¿Podía yo transmitir siquiera un décimo de lo que
él dijo? Vertí cada parte de mi ser intentando transmitir la ira y el amor de
Dios en las palabras del Rvdo. Moon. Me aferré a la actitud que había aprendido
con mi revelación y sobrellevé esta batalla feroz según los principios
celestiales de traducción.
Cuando
el Rvdo. Moon dio su saludo final a la audiencia, mis piernas se sintieron
repentinamente débiles. El Rvdo. Moon dejó el escenario tras el discurso, pero
yo me encontraba incapaz de mover las piernas. Un par de miembros a los costados
vieron que yo estaba a punto de caerme y rápidamente vinieron a ayudarme a
salir de allí e ir a un cuarto. Quise felicitar inmediatamente al Rvdo. Moon en
su gran victoria y pedirle disculpas por no tener la capacidad de traducir
completamente sus palabras para un acontecimiento tan importante. Todavía tengo
el programa que el Rvdo. Moon firmó para mí ese día.
Tomó
otras 24 horas recuperar suficiente fuerza para pararme por mí mismo. Aunque no
podía levantarme, mi corazón desbordaba de alegría. Estaba lleno de gratitud y
de felicidad. Al mismo tiempo, sentía ganas de llorar. Éstas eran lágrimas de
gratitud, porque Dios había hecho posible que yo cumpliera mi misión, pero
también de pesar. Lamentaba mucho no haber podido estar mejor preparado para
ese día.
Me
dicen algunas personas que en Corea se refieren a mí como "la mejor
persona de habla inglesa de Corea". Esto no es así. Nunca he estudiado en
una universidad norteamericana, ni logré ningún grado académico en EEUU. Ahora
hay muchos coreanos en EEUU que han recibido sus doctorados en literatura
norteamericana e inglesa. Pienso que la razón que la gente ha llegado a
referirme de esta manera es porque recibí una clase muy especial de
entrenamiento. Tuve que dedicar mi cuerpo y alma enteros en traducir las palabras
espirituales del Rvdo. Moon. Dudo que otra persona en el mundo haya tenido la
experiencia de traducir por 25 años para alguien como el Rvdo. Moon, quien es un religioso, profundo maestro y filósofo.
La
cantidad total de sudor que transpiré mientras traducía al Rvdo. Moon llenaría
probablemente algunos barriles. Al final de cada reunión, mi camisa estaba tan
empapada de sudor que el agua chorreaba cuando la sacaba.
Haciendo
frente al desafío de traducir en tales situaciones intensas una y otra vez, aprendí
gradualmente las mejores maneras de expresar mis sentimientos en inglés. Éste
es uno de los regalos preciosos que el Rvdo. Moon me ha dado.
Este
entrenamiento me sirvió algunos años más tarde cuando el Subcomité de la Cámara
de Organizaciones Internacionales me hizo blanco de una investigación injusta y
fui forzado a una confrontación cara a cara con el diputado Republicano Donald
Fraser”.
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