Por Segundo Casanova (*)
Por extraño sortilegio de la vida o el destino
El hado te brindó la maravillosa virtud de ser mujer.
Tu mutación te privilegió de ser niña, joven o mamá.
Cuantas veces te miraste en el espejo de tu vida
radiante, dijiste estoy hermosa, majestuosa.
Se asomó el amor, te oprimió suavemente el corazón.
Te presentó un mundo lleno de alegrías e ilusiones.
Tu madre querida te observaba con dulzura.
Estabas en la mansión de las diosas.
Sos la reina inmaculada obsequiando el perfume de tu alma.
Veo en ti un espejo todo oro. Ahí está Dios.
No lo dudes, es el amor, silencioso, mágico;
está penetrando en el reinado de tu ser.
Imaginariamente, abramos la Biblia , leamos
cuando Jesús predicaba, decía en parábolas:
“Los últimos serán los primeros”. Pocos lo descifraron.
Ya pasaron un rosario de mas de dos mil años.
Algunos discípulos decían: “¿Serán los humildes o sufrientes?”
Jesús se refería a ustedes, la mujer, solo a ustedes.
Relegadas, sometidas, golpeadas, casi esclavas.
Hace varias décadas la mujer está brillando.
Avanza con inusitada fe a cumplir con la magna misión
de llevar en alto el estandarte victorioso del progreso.
Su sexto sentido le permite ver y mirar el futuro.
Ya tomaron las riendas del brioso corcel desbocado.
Ten paciencia mujer luchadora. Tu tiempo ya llegó.
Eres el hada misteriosa. Con tu amor y dulzura
comenzaste a abrir la puerta hacia la paz universal.
Está en tus manos y corazón para prepararnos
para entrar en la próxima sociedad en cambio.
Afectuosamente, a la mujer.
(*) Segundo Casanova (Embajador para la Paz ).
El poema fue compartido durante la celebración del Día Internacional de la Mujer y la Apertura del Ciclo de Conferencias 2010 de la Federación de Mujeres para la Paz Mundial de Argentina, realizada el 11 de marzo, en el auditorio de la Embajada para la Paz en Buenos Aires.
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