lunes, 19 de julio de 2010

REFLEXIÓN


La paz es una decisión
Por Daisy Salas Peña (*)
El 17 de abril se llevó a cabo en la Asociación de Embajadores para la Paz Universal de Costa Rica un seminario de Principio Divino, un conocimiento heredado a la humanidad por el Dr. Sun Myung Moon, una persona que comprometió su vida por el bien del mundo. Los participantes escucharon atentos cada una de las conferencias, llevándose en sus corazones la semilla del amor verdadero.

¿Qué diferencia puede marcar este tipo de conocimiento en la vida? Ofrece la oportunidad de aprender a dedicarse a hacer el bien a las demás y a descentralizarse de sí mismo. Es una opción para que la persona se decida a ser un líder de paz y amor verdadero.

Jesús dijo hace más de dos mil años que se amara al enemigo. Amar al enemigo no sólo significa que se devuelve bien por mal, sino que significa amar verdaderamente a las personas que causan dolor, sufrimiento o daño personal, lo que implica un sacrificio. Difícil tarea de realizar, pero, único camino para lograr la paz mundial, el sueño de todas las generaciones.

Se ha de comprender que el amor verdadero, del cual habló Jesús y del cual enfatiza constantemente el Padre Moon en sus más de 1200 volúmenes de enseñanzas, no está ligado al amor común entre los seres humanos. El amor verdadero es la conexión íntima con Dios, donde los deseos humanos son imagen de los deseos de Dios. El amor verdadero es un amor de sacrificio, que encuentra inspiración en la divinidad.

El amor verdadero es una decisión por la paz mundial. Ghandi lo manifestó de la siguiente manera: “Creo en el mensaje de la verdad que nos traen los fundadores de todas las religiones del mundo. Rezo sin cesar para no sentir jamás ningún resentimiento contra los que me calumnian y para que pueda morir con el nombre de Dios en los labios, aun cuando caiga víctima de un atentado” (Gandhi en Grinberg, 2003).

La misión de la persona constructora de paz se guía por el bien de Dios y de los seres humanos en su conjunto, en una búsqueda profunda del beneficio del otro en cualquier circunstancia.
Somos llamados a ser Embajadores de Paz, para llevar el mensaje del amor verdadero a toda la humanidad y juntos, como hombres y mujeres, realizar el sueño de Dios, el inicio de una nueva época, en que los seres humanos tendremos paz con nuestro Padre Celestial y con nuestros congéneres, nuestros hermanos y hermanas, como una única y verdadera familia, la familia de Dios.

(*) Daisy Salas Peña es Vicepresidenta de la Asociación de Embajadores para la Paz Universal de Costa Rica.



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